La nieve no es tan bonita ni divertida en Madrid después de diez días

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EFE

Madrid – Diez días después de la gran nevada que cayó sobre Madrid, que la cubrió de un espeso manto blanco, la capital continúa con muchas calles impracticables por la acumulación de nieve, aceras convertidas en pistas de patinaje y servicios como la recogida de basuras o los autobuses sin poder funcionar en muchos barrios.

Queda lejos ya de la memoria de los madrileños las idílicas imágenes del pasado fin de semana, cuando niños y mayores pudieron disfrutar de una nieve blanca y suave, con imágenes tan insólitas como personas esquiando por las calles o una «guerra» de bolas de nieve en plena Puerta del Sol, la plaza más emblemática de Madrid.

A continuación llegaron días de un intenso frío, que convirtió esa nieve en hielo, la ciudad se vio desbordada por esta circunstancia y los madrileños se han tenido que enfrentar a un día a día desconocido.

Llegar hasta una estación de metro para ir a trabajar, comprar el pan o acercarse a la frutería, se ha convertido esta semana en una actividad de riesgo, ya que con las aceras cubiertas de nieve helada, los resbalones y las caídas son habituales.

Además de la ropa de abrigo, los bastones para hacer caminatas o los paraguas cerrados se han convertido en parte de la indumentaria de los madrileños para poder caminar más seguros.

Según los últimos datos oficiales, los servicios de asistencia sanitaria urgente de Madrid, Samur, realizaron 2.308 intervenciones desde el pasado 8 de enero, 808 por caídas.

En los primeros días no se podía tomar el coche para ir a trabajar, lo que provocó aglomeraciones en el único medio de transporte que funcionaba, el metro, con lo que conlleva de riesgo en plena de coronavirus.

Gracias a la solidaridad de muchos propietarios de vehículos todoterreno (4X4) muchos pacientes pudieron llegar hasta hospitales y centros de salud y muchos ancianos pudieron tener comida fresca.

Diez días después de la nevada, poco más de un tercio de las calles de Madrid están «practicables» y abiertas al tráfico, sobre todo las grandes arterias. De las 9.261 vías de la capital, este domingo están abiertas al tráfico 3.838.

Hay miles de operarios trabajando en las calles, pero no son suficientes y grupos de vecinos se han organizado en muchos barrios para quitar la nieve helada pala en mano, una herramienta, por ciento, muy demandada en las ferreterías madrileñas, que han acabado con sus existencias.

Estos inconvenientes en la circulación traen consigo otro problema importante en una gran urbe, la recogida de basuras, que en muchas calles de Madrid lleva sin hacerse diez días.

El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, agradeció hoy «la paciencia» de los ciudadanos y aseguró que en los próximos dos días se recogerá toda la basura que queda acumulada en las calles.

Desde que se suspendió el servicio de recogida de basura el pasado 8 de enero y hasta que se reanudó de manera parcial el día 12, se acumularon 9.000 toneladas de residuos en la ciudad.

Pasear este domingo por Madrid no es tan agradable como hace una semana, la nieve ha dejado de ser como un algodón blanco y suave y se ha convertido en bloques de hielo, en muchos casos grisáceos y sucios por la contaminación, que vecinos y operarios municipales tienen que quitar a golpe de picos, cuando no usando taladradoras eléctricas.

También presentan un escenario desolador parques y jardines con miles de árboles caídos y ramas tronchadas, unas 400 toneladas, según calculan desde el ayuntamiento, lo que da idea de la magnitud del daño causado por la nevada, sobre todo en las especies de hoja perenne.

En áreas como el parque del Retiro, en pleno centro, o la Casa de Campo, el pulmón verde la ciudad, se estima que pueden estar dañados el 70 % de los árboles, lo que llevó a cerrar indefinidamente tanto estas como el resto de zonas verdes de Madrid.

Y aún queda otro problema por resolver. Este próximo lunes los niños madrileños, tanto de la capital como del resto de la región, no podrán ir a las aulas después de una semana en casa porque el acceso a muchos de los centros no está despejado de nieve. EFE