Tegucigalpa.- La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua ha prohibido, por tercer año consecutivo, las procesiones en las calles del país, donde la Iglesia Católica sufre una feroz persecución por parte del régimen desde hace algunos años.
“Antes salíamos a las calles y hacíamos un recorrido por las comunidades, ahora ya no. Tenemos que hacerlo dentro del templo, y eso merma un poco la religiosidad popular, porque a la gente le gustaba la procesión. Ahora, solo rezamos y leemos las estaciones”, comenta al diario Confidencial un fiel de nombre Marcos, que sirve en una iglesia en Managua.





















