El aumento acelerado del endeudamiento público en Honduras, impulsado por el gasto excesivo y problemas estructurales en la administración pública, está desplazando la inversión en sectores vitales como salud y educación, y evidencia una ineficiencia alarmante en el uso de los préstamos, advirtió este martes la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).
En su informe «Radiografía del endeudamiento en Honduras», ASJ revela que el servicio de la deuda pública se ha duplicado en los últimos 12 años, alcanzando en 2025 un monto de 67,319 millones de lempiras, más del doble del presupuesto asignado al sector salud.
Además, el 51 % de la deuda contratada se vencerá en los próximos cuatro años, generando presión sobre las finanzas nacionales.
Entre 2021 y 2025, el presupuesto general de la República creció un 49 %, pero gran parte de ese aumento se ha destinado a gasto corriente, impulsando una contratación creciente de deuda.
Endeudamiento de Honduras se ha duplicado
De hecho, según la ASJ, el endeudamiento externo anual promedio se duplicó entre 2022 y 2024, pasando de 712 millones de dólares a 1,513 millones de dólares. Sin embargo, apenas el 12 % de estos recursos se destinó a inversión pública, y con una ejecución deficiente: sólo el 53 % del presupuesto financiado con préstamos externos fue utilizado en promedio en los últimos cuatro años.
Actualmente, 3,005 millones de dólares permanecen disponibles y sin ejecutar, lo que evidencia que el problema no es la falta de financiamiento, sino la mala gestión de los recursos en proyectos poco productivos, costosos y de bajo retorno social.
El informe también destaca que el 88 % del presupuesto se concentra en salarios, servicio de deuda y transferencias, mientras que sólo el 12 % se destina a inversión en infraestructura de salud, educación y desarrollo comunitario. Esto se traduce en más deuda para los hondureños, pero menos obras, menos empleos y servicios públicos deficientes.
Pago de servicio de deuda
ASJ alertó que 37 centavos de cada lempira recaudado se destinan al servicio de la deuda, restando recursos para programas sociales y proyectos que benefician directamente a la población.
Por ello, cuestionó la necesidad de seguir contratando nueva deuda cuando existe financiamiento no utilizado, recomendando limitar el uso de préstamos para gasto corriente y priorizar inversiones que generen valor público y desarrollo sostenible.
Julio Raudales, expresidente del Colegio Hondureño de Economistas, coincidió en que «el informe deja muy claro que en los últimos tres años y medio hemos vivido improvisación y despilfarro».
Raudales indicó que desde el discurso presidencial en 2022, cuando la presidenta Xiomara Castro dijo que la deuda de Honduras era impagable, hasta la falta de objetivos claros en el manejo de fondos, el resultado es un derroche sin masificación del bienestar que deberían generar los proyectos financiados con deuda.
La ASJ concluye que sin una gestión eficiente y transparente, el actual modelo de endeudamiento puede poner en riesgo el futuro económico y social de Honduras, afectando a generaciones presentes y futuras.





















