Tegucigalpa, 15 nov (EFE).- Honduras se mantiene en «alerta roja» (emergencia) ante la llegada del huracán Iota, que estaría entrando el lunes a Nicaragua, causando fuertes lluvias en los dos países, que hace dos semanas sufrieron el embate de Eta, que alcanzó la categoría 4 en la escala Saffir-Simpson.
En principio, los pronósticos de la estatal Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) eran de que Iota entraría por el departamento de Gracias a Dios, en el Caribe, colindante con Nicaragua, pero el viernes, a partir de informes del Centro Nacional de Huracanes, de Miami, Estados Unidos, se informó de que ha cambiado de rumbo.
Ahora, se espera que Iota ingrese a Honduras entre el martes y miércoles por el departamento de El Paraíso, en el oriente del país, dejando muchas lluvias en esa región, lo mismo que en el sur y centro, aunque se prevé que deje daños en todo el territorio, dijo este domingo el titular de la Copeco, Max González.
Añadió que los efectos de la bandas de Iota, con lluvia, se comenzarán a sentir a partir de hoy por la noche en el departamento de Gracias a Dios, al este del país.
Honduras se mantiene en «alerta roja» desde el paso de Eta y continuará en situación de emergencia por tiempo indefinido, hasta que pase Iota.
EVACUACIONES PREVENTIVAS
Eta dejó en Honduras al menos unos 70 muertos, según informes preliminares, además de mucho daño a la infraestructura en 16 de los 18 departamentos del país.
La región más afectada por Eta fue la norte y occidental, por el desbordamiento de ríos caudalosos como el Ulúa y Chamelecón, y en menor grado, pero siempre con muchos daños en los departamentos caribeños de Atlántida, Colón y Gracias a Dios.
En el oriente y sur, fronterizos con Nicaragua y El Salvador, los daños de las inundaciones fueron menores.
Iota se acerca a Honduras, donde miles de sus habitantes, principalmente del norte del país, no han terminado de limpiar o reparar sus casas afectadas por Eta, porque hay poblaciones en las que todavía no bajado el nivel del agua.
En otras zonas, el viernes, muchos hondureños estaban aseando sus hogares, cuando el Gobierno ordenó la evacuación obligatoria ante la amenaza que representa Iota.
Algunos hondureños no continuaron con la limpieza de su casa por la ordenanza gubernamental, pero otros, como Heriberto Velázquez, y su padre del mismo nombre, que perdieron todas sus pertenencias en el sector de La Guadalupe, una pequeña comunidad cercana a la ciudad de El Progreso, norte, indicaron a Efe que esperarán «hasta que pase Iota» para regresar a sus casas.
«Perdimos todo», dijo Heriberto hijo, quien además relató que a raíz de las inundaciones causadas por Eta, las casas de su barrio «quedaron cubiertas por el agua».
Otros hondureños, comenzaron a hacer evacuaciones voluntarias, antes de que la Copeco proceda de manera obligatoria, para evitar muertes a causa del fenómeno natural.
HONDURAS UN PAÍS ALTAMENTE VULNERABLE
De seguir Iota en la ruta que prevén las autoridades hondureñas, lo que se presagia al menos para el oriente, sur y centro de Honduras es grave, debido a que el país, a raíz del poderoso huracán Mitch, en 1998, quedó altamente vulnerable.
En condiciones normales, por ejemplo, una torrencial lluvia de una hora causa el desbordamiento de ríos y quebradas que dejan daños a infraestructuras y cultivos agrícolas.
En Tegucigalpa, la capital, situada en el centro del país, a una altura de 1.000 metros sobre el nivel del mar, y con varias fallas geológicas, durante la temporada de lluvias se producen inundaciones y deslizamientos de tierra, por lo que el paso de Iota hace que las autoridades adviertan de muchos daños.
En la zona norte, las inundaciones que dejó Eta, inundaron el Aeropuerto Internacional José Ramón Villeda Morales, cuyas operaciones comerciales se reanudarán hasta en diciembre.
A causa de las inundaciones en el extenso valle de Sula, donde se localiza San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante de Honduras, durante una semana no pudo llegar ayuda humanitaria por vía aérea para los damnificados, por el cierre del aeropuerto Ramón Villeda Morales.
A mitad de semana fue habilitada una de sus dos pistas solamente para recibir ayuda humanitaria para los damnificados de Eta, que en Honduras afectó a 2,9 millones de personas, de sus 9,5 millones de habitantes, según fuentes oficiales.
En Tegucigalpa, el sábado y domingo han sido días de muchas personas abasteciendo en los supermercados, ante la emergencia que se avecina.
«No sabemos qué va pasar, por eso nos estamos aprovisionando de alimentos y agua», dijo Enrique Cáceres, un maestro de educación que vive en el barrio Morazán, que es cruzado por una quebrada que, cuando se inunda por lluvias, causa destrozos en la zona.
Honduras sufre, además, otra emergencia, por la pandemia de covid-19, que ha dejado más de 2.800 muertos, mientras que los contagios superan los 102.000.
Las inundaciones que deje Iota pueden agravar la situación sanitaria del empobrecido país centroamericano, al que se le viene «algo apocalíptico», dijo el sábado a Efe el científico hondureño Salvador Moncada, desde Londres. EFE