Ciudad del Vaticano – El papa Francisco agradeció al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva su visita al Vaticano el jueves y le expresó su satisfacción por poder verle «caminando por la calle» tras su salida de prisión en noviembre.
«Le agradezco su gesto de venir, se lo agradezco mucho, y estoy contento de poder verlo caminando por la calle», dijo en español el pontífice argentino, a lo que Lula da Silva respondió con un «gracias», tal y como se escucha en un vídeo difundido hoy por el exmandatario en Twitter.
Los dos se reunieron por primera vez el jueves en la residencia del papa, Casa Santa Marta, en el Vaticano, en un encuentro de una hora de duración en el que abordaron temas como las desigualdades, la lucha contra el hambre o el medioambiente.
En la grabación, Lula le dice al papa que acudió al Vaticano para «agradecer y hablar un poco sobre el tema de las desigualdades», pero también sobre las conquistas sociales y el cuidado del medioambiente, y valoró sus llamamientos «en un momento delicado».
En opinión de Lula da Silva, «tenemos mucha gente en contra que no se preocupa por los pobres».
Lula da Silva hizo su primer viaje al extranjero tras su salida de prisión en noviembre después de que la justicia brasileña aceptara posponer al día 19 de febrero un interrogatorio pendiente.
La reunión con el papa se produjo por la intermediación del presidente argentino, Alberto Fernández, que visitó el Vaticano el pasado 31 de enero, según informó el Partido de los Trabajadores brasileño, la formación que fundó y lideró Lula.
El expresidente brasileño regaló al papa una fotografía de un indígena de la Amazonía, una región a la que el papa dedicó el último Sínodo de Obispos y su última exhortación apostólica, y este obsequió a Lula con un rosario bendecido.
Entre otras cosas, el expresidente brasileño quería agradecer a Francisco «su solidaridad» cuando él pasó por «un momento difícil» en prisión, ya que el papa respondió el pasado mayo a una carta suya para expresarle su cercanía y darle ánimos.
Lula, quien pasó 580 días en prisión y se encuentra en libertad provisional, está condenado en dos procesos por corrupción y tiene al menos otras siete investigaciones abiertas en su contra.
El exmandatario brasileo fue condenado en tercera instancia a ocho años y diez meses por corrupción pasiva y blanqueo de capitales, tras haber sido hallado culpable de recibir un apartamento en el balneario paulista del Guarujá a cambio de favores políticos a la constructora OAS.
El proceso todavía debe ser analizado por la máxima Corte del país, última instancia posible.
La otra pena que pesa sobre Lula es de 17 años y un mes de cárcel en un caso muy similar y ya confirmada en la segunda instancia.