“El fraude silencioso de las encuestas” partidos compran números y engañan al pueblo, dice Gabriela Castellanos

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A 90 días de las elecciones generales en Honduras, Gabriela Castellanos, directora del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), advierte en su columna de opinión “El fraude silencioso de las encuestas” publicada en El Heraldo, que dichas acciones políticas han dejado de reflejar la voluntad popular.

Según Castellanos, estas estadísticas ya no son instrumentos para interpretar la conciencia ciudadana, sino herramientas manipuladas por quienes pagan por resultados anticipados, transformando la información en un arma de guerra ideológica.

“Cada encuesta deja de reflejar la voluntad popular y se convierte en un cristal deformado donde el rostro del poder aparece envejecido según el pago recibido”, detalló Castellanos.

En este sentido denunció que el negocio de las estadísticas políticas fabrica narrativas donde lo que se revela no es la razón pública, sino la billetera del partido que más paga.

“Las encuestas que deberían medir la realidad se utilizan como maquinaria para imponer un resultado anticipado, tratando de convencer al ciudadano de que su voto ya está decidido por números supuestamente objetivos”.

La directora del CNA apunta que tanto el socialismo burocrático como la oposición mercantilizada coinciden en un mismo punto; reducen la voluntad del pueblo a cifras manipuladas.

Se disputan las encuestas como si fueran trofeos de una guerra que no se libra con la preferencia del electorado, sino en la contabilidad de las ganancias encuestadoras. No importa si los datos son ciertos o falsos, lo que importa es la percepción que generan, administrada por medios y redes sociales, convirtiéndose en un arma de control social que busca que el pueblo deje de creer en su propia fuerza y se aferre al espejismo que el mercado electoral le vende.

Castellanos advierte que los primeros tres meses de campaña no serán un debate sobre propuestas ni proyectos de país, sino una contienda encarnizada de números comprados.

“El pueblo hondureño será bombardeado con porcentajes contradictorios, proclamando triunfos anticipados mientras los problemas reales, como la pobreza, la violencia y la corrupción, quedan relegados a notas de pie de página en los informes de campaña”.

“La democracia debería ser deliberación y participación en igualdad de condiciones; hoy parece un libreto prefabricado donde la estadística se degrada y, en lugar de ciencia social, se convierte en mercancía”, dijo Castellanos

Sin embargo, Castellanos deja una luz de esperanza, si el pueblo decide confiar en su propia voz más que en los números, todavía existe la oportunidad de rescatar la democracia.

Con esta postura, Gabriela Castellanos envía un llamado urgente a los hondureños, a no dejarse manipular por cifras fabricadas, cuestionar la información que reciben y recuperar el poder de su propio juicio. La democracia, advierte, no puede comprarse ni venderse; debe escucharse, respetarse y ejercerse con conciencia y participación activa.