EEUU y Brasil: cuando los ataques a la prensa son alentados por el poder

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Washington/Sao Paulo– Dos países, dos presidentes y una misma incomodidad: la prensa. Las agresiones a reporteros se han multiplicado en EE.UU. y Brasil, alentados en algunos casos por sus propios mandatarios, Donald Trump y Jair Bolsonaro, con arrestos y lesiones físicas a periodistas y fotógrafos, entre los que figuran profesionales de la Agencia Efe.

«Fake News» (Noticias falsas) es una de las expresiones favoritas del presidente estadounidense para referirse a la prensa, a la que suele desacreditar en sus intervenciones.

Sin ir más lejos, el pasado fin de semana, mientras el país entero estaba en llamas por las protestas y disturbios raciales, Trump dio un paso más y acusó en Twitter a los medios de parcialidad, y de fomentar el odio y la anarquía por su cobertura de los hechos.

TUIT DE TRUMP Y HORAS DESPUÉS ATAQUE A PERIODISTAS

Horas después del tuit, las fuerzas de seguridad agredían a los reporteros destacados en Mineápolis (Minesota, EE.UU.), epicentro de las protestas contra la muerte de un afroamericano a manos de un agente blanco.

Quedaban minutos para el comienzo del toque de queda en esa localidad y la policía se disponía a cargar contra los manifestantes, pero antes lo hizo contra un grupo de unos 30 reporteros, claramente identificados como miembros de la prensa, entre los que se encontraba el enviado especial de Efe a la zona, Albert Traver.

En un abrir y cerrar de ojos, una lluvia de gases lacrimógenos, acompañada de golpes a los periodistas y fotógrafos, cayó por parte de las fuerzas de seguridad que se llevaron a algunos detenidos.

En medio del caos generado, el reportero de Efe logró sortear ser arrestado, pero no tuvo igual suerte el fotógrafo de la European Pressphoto Agency (EPA), Tannen Maury, que fue detenido durante tres horas hasta que fue liberado con cargos de haber violado el toque de queda.

Maury fue arrestado junto a un colaborador de EPA y un fotógrafo de la agencia Getty Images.

UNA FOTÓGRAFA HA PERDIDO UN OJO POR UNA BALA DE GOMA

Estos son solo dos casos de los muchos ocurridos en los últimos días, como el de la fotógrafa y escritora Linda Tirado, que ha perdido un ojo tras el impacto de una bala de goma de la policía cuando cubría las protestas en Mineápolis.

Las agresiones no se han limitado a esa ciudad, sino también a otras partes de EE.UU., como Washington DC, donde el operador de vídeo de EPA, Edwin Ramírez, recibió el pasado fin de semana el impacto de pelotas de goma en las piernas, que la policía lanzo de manera indiscriminada contra la multitud.

El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, en inglés) ha documentado en los últimos días más de 150 ataques contra periodistas que cubrían protestas en EE.UU., entre los que hay al menos veinte detenciones.

El director de Programas del CPP, Carlos Martínez de la Serna, explicó a Efe que los datos no son definitivos.

«Según recopilamos informaciones de prensa, vídeos e imágenes en redes sociales y testimonios directos estamos viendo arrestos y violencia injustificables incluso contra periodistas que estaban claramente identificados y haciendo su trabajo. Es muy preocupante el número de ataques y el desprecio por la importante función de los periodistas en documentar las manifestaciones», reflexionó.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) también ha condenado las agresiones, detenciones y amenazas a periodistas en EE.UU., donde la prensa «se ha convertido en el objetivo de la Policía y los manifestantes».

En un comunicado la SIP denunció la detención en Mineápolis del corresponsal de la CNN Ómar Jiménez mientras transmitía en directo junto a dos miembros de su equipo; y lesiones por balas de goma a Julio-César Chávez y Rodney Seward, de Reuters; Ali Velshi y su equipo del canal MSNBC; Susan Ormiston, de la Canadian Broadcasting Corporation, y John Marschitz, ingeniero de sonido de CBS News, entre otros.

EE.UU. Y BRASIL: MUNDOS PARALELOS

Un cierto paralelismo puede trazarse con la situación de la libertad de prensa en Brasil, donde en las últimas semanas la violencia contra los periodistas se ha recrudecido.

La mayoría de las veces las hostilidades han partido de quienes se identifican como seguidores del presidente ultraderechista, Jair Bolsonaro.

El aumento de la tensión política ha hecho que los principales medios brasileños, entre ellos el prestigioso diario «Folha de Sao Paulo» y el Grupo Globo, que controla la televisión de mayor audiencia del país, anunciaran la suspensión, por falta de seguridad, de los encuentros y declaraciones diarias de Bolsonaro a sus seguidores en el Palacio da Alvorada, su residencia oficial.

Las agresiones físicas y ofensas verbales contra periodistas, que ya venían aumentando un 54 % en 2019 en el país, se intensificaron en actos a favor del Gobierno de ultraderecha desde el pasado marzo.

Estas protestas se convocan semanalmente en plena pandemia de COVID-19 -que ya deja unos 30.000 muertos en Brasil- y cuentan con la asistencia del propio mandatario, quien no suele respetar las medidas de distanciamiento social al saludar con apretones de mano a sus seguidores.

BOLSONARO, «EL PRINCIPAL AGRESOR DE PERIODISTAS»

En ese sentido, la presidenta de Federación Nacional de los Periodistas (Fenaj), Maria José Braga, denunció, en declaraciones a Efe, que desde 2019 «el principal agresor de periodistas es el presidente de la República».

«En Brasil hay una institucionalización de la violencia contra periodistas a través del presidente», dijo Braga, quien agregó que solo entre enero y abril Bolsonaro fue el autor de 179 ataques verbales contra la prensa.

Subrayó que las diatribas del mandatario, aunque sean «virtuales», «autorizan otros tipos de violencia, incluso las agresiones físicas», como se ha visto en diversas ocasiones en las últimas semanas.

En uno de los episodios más emblemáticos, un equipo del periódico «O Estado de Sao Paulo», uno de los principales del país, fue atacado hace tres semanas con golpes y patadas por un grupo de manifestantes «bolsonaristas», pese a que estaban debidamente identificados y en una área exclusiva para la prensa.

Días después, una reportera televisiva de la cadena Band fue golpeada en la cabeza con el palo de una bandera durante una transmisión en directo, también por una seguidora de Bolsonaro que participaba en un acto prodictadura.

LOS PERIODISTAS, VÍCTIMAS DE LA CRISPACIÓN POLÍTICA

La crispación política culminó en un violento enfrentamiento el pasado domingo entre partidarios y detractores de Bolsonaro en las calles de Sao Paulo, que resultó en varios heridos, entre ellos el fotógrafo de la Agencia Efe Fernando Bizerra, alcanzado en una pierna por astillas de una bomba de estruendo.

En una carta abierta, el presidente de la Asociación Brasileña de la Prensa, Paulo Jerónimo de Sousa, alertó de que Brasil «nunca había sufrido tantos ataques a la libertad de prensa» como ahora, a excepción de los tiempos dictatoriales.

El propio Bolsonaro suele calificar la prensa como «enemiga» y ha tildado los periodistas de «idiotas» y «mentirosos». EFE