Dos firmas y dos votos particulares dilatan la extradición de JOH

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Tegucigalpa.- Dos firmas y dos votos particulares de altos jueces hondureños dilatan el proceso de extradición entablado contra el expresidente Juan Orlando Hernández, a quien Estados Unidos reclama por delitos de narcotráfico.

El pasado 28 de marzo, el pleno de magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), ratificó la decisión del juez de primera de instancia de conceder la extradición del expresidente hondureño.

En esa oportunidad, la votación fue unánime de conceder la extradición por el primer cargo, mientras que por los delitos 2 y 3 fue de 13 (a favor) – 2 (posición particular).

Una alta fuente del Poder Judicial, explicó a Proceso Digital que los votos particulares de los magistrados Reynaldo Antonio Hernández y Olivio Rodríguez aún no se definen.

Igualmente, restan las firmas de los magistrados Reynaldo Antonio Hernández y Wilfredo Méndez Romero que deberán ser estampadas en el Fallo de la Corte de Apelaciones que conoció expediente de extradición de exmandatario Juan Orlando Hernández.

La fuente reveló que los magistrados Hernández y Méndez Romero, ambos están fuera del país (Colombia) en una actividad relacionada con la formación académica en materia de justicia civil. Uno de ellos llega el domingo y el otro en los subsiguientes días.

Se deben cumplir con estos requisitos detallados anteriormente para que el juez de primera instancia ordene las acciones que corresponden y gire las comunicaciones del caso.

Aunque el Supremo hondureño goce de periodo de vacaciones por Semana Santa, la Secretaría de ese poder del Estado está disponible ya que en esta materia todos los días y las horas son hábiles.

De acuerdo al Auto Acordado, que regula la extradición de hondureños, las decisiones judiciales deben ser lo más expeditas posibles.

El gobierno de EEUU acusa a Hernández de traficar 500 mil kilogramos de cocaína entre 2004 y 2022, además de participar en una conspiración violenta de narcotráfico para recibir cargamentos de múltiples toneladas de cocaína enviadas a Honduras desde Colombia y Venezuela, entre otros lugares por rutas aéreas y marítimas para transportar las drogas hacia el oeste de Honduras, hacia la frontera con Guatemala y finalmente a los Estados Unidos.