El más reciente avance del escrutinio oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE), que alcanza ya el 79.12 % de las actas procesadas, confirma un escenario adverso para el oficialismo: Rixi Ramona Moncada Godoy, candidata presidencial del Partido Libertad y Refundación (Libre), continúa en un lejano tercer lugar con apenas 19.02 % de los votos, equivalentes a 480,438 sufragios.
Pese a la tendencia irreversible, Moncada ha rechazado los resultados preliminares y ha denunciado un supuesto “golpe electoral”, afirmando que no reconocerá a ninguno de los candidatos que resulte electo. Sus señalamientos no han venido acompañados de pruebas concluyentes y contrastan con el tono moderado de varias figuras de su propio partido.
Nasralla y Asfura disputan una contienda cerrada
Mientras la candidata de Libre insiste en irregularidades, el tablero nacional presenta una batalla altamente competitiva entre los dos punteros.
El liberal Salvador Nasralla lidera la contienda con 1,018,588 votos (40.32 %), seguido de cerca por el nacionalista Nasry Asfura, quien suma 999,814 votos (39.58 %), según la actualización del CNE publicada este miércoles a las 9:15 a.m.
Libre se fractura: líderes y funcionarios reconocen la derrota
El discurso de Moncada ha generado tensiones internas en Libre. Varios diputados, funcionarios de la administración saliente y figuras influyentes del partido han reconocido públicamente la derrota, subrayando la necesidad de respetar la decisión expresada por la ciudadanía.
Entre ellos destaca Mario Moncada, comisionado de Condepor y hermano de la candidata, quien también ha aceptado los resultados. Otros dirigentes han atribuido el revés electoral al desgaste del gobierno y a errores estratégicos cometidos durante la campaña.
Un tercer lugar sin posibilidad de remontar
Con más del 70 % de las actas procesadas, las posibilidades matemáticas de una remontada para Libre son prácticamente inexistentes. La negativa de Moncada a aceptar la tendencia la ha colocado en el centro de una creciente controversia nacional.
Mientras tanto, el país se mantiene atento a la definición entre Nasralla y Asfura, quienes protagonizan una de las contiendas presidenciales más cerradas de los últimos años. En paralelo, el oficialismo enfrenta un proceso de introspección interna mientras su candidata insiste en un discurso que profundiza las divisiones dentro de su propio partido.
