Organizaciones religiosas y activistas denunciaron que el Gobierno de Estados Unidos ha reforzado el muro fronterizo con México con alambradas de navajas, tanquetas militares, pintura negra en las barras metálicas para elevar su temperatura y un segundo muro en el área de Jerónimo-Santa Teresa, Nuevo México, medidas que califican de “inhumanas” y “crueles”.
Las acciones se intensificaron tras la visita de la secretaria de Seguridad, Kristi Noem, y han despertado preocupación entre albergues de migrantes.
El sacerdote Javier Calvillo Salazar advirtió que se trata de un retroceso humanitario, mientras que el pastor Juan Fierro García, director del albergue El Buen Samaritano, alertó que los riesgos se incrementan para mujeres y niños, quienes podrían resultar heridos con las púas de navaja o el muro recalentado.
Según Fierro, la política actual de Estados Unidos desalienta la espera de programas migratorios, lo que ha vaciado los refugios en Juárez. “EE.UU. está diciendo a los migrantes que no son bienvenidos y que enfrentarán consecuencias si cruzan”, expresó.
Solo en los primeros seis meses del actual Gobierno de Donald Trump, más de 300.000 migrantes indocumentados han sido arrestados, en el marco de su campaña de deportación masiva.