Los argentinos van a las urnas con la mirada puesta en el bolsillo

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Un policía cuida la entrada a un local de compra y venta de moneda extranjera este viernes, en Buenos Aires (Argentina). EFE/Juan Ignacio Roncoroni

Buenos Aires – La grave crisis económica en Argentina ha dominado toda la campaña electoral que ha concluido este viernes y sus efectos han sido determinantes para posicionar al candidato peronista Alberto Fernández como favorito en los comicios del próximo domingo frente al presidente Mauricio Macri.

En este adverso contexto económico, con un país en recesión hace un año y medio, una inflación disparada, que acumula 37,7 % hasta septiembre, una tasa de desempleo del 10,6 %, la cifra más elevada en 13 años, y pobreza en alza (35,4 %), Macri ha reconocido el duro impacto que han tenido sus medidas de ajuste pero pide una nueva oportunidad con la promesa de una nueva etapa de crecimiento.

Después del sorpresivo resultado de las elecciones primarias de agosto pasado en las que Fernández, que lleva como candidata a la Vicepresidencia a la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), aventajó por 16 puntos a Macri, la grave situación económica que vive el país se ha profundizado y ha aumentado el descontento social con el actual Gobierno.

DAR LA VUELTA A LA ELECCIÓN O EL REGRESO DEL PERONISMO

Aunque todos los sondeos están en su contra, Macri no se da por vencido y confía en una épica remontada que le permita disputar una segunda vuelta con Fernández el próximo 24 de noviembre.

Así lo ha manifestado en todos y cada uno de los multitudinarios mítines de su campaña del «Sí, se puede», que le ha llevado en el último mes a recorrer más de 30 ciudades en todo el país.

Mientras que Alberto Fernández, al que todas las encuestas sitúan como favorito para ganar en primera vuelta, se ha centrado en esta campaña en responsabilizar a Macri por la crisis económica y da por ganadas las elecciones con su promesa de volver a poner a la Argentina de pie.

En Mar de Plata, la ciudad con mayor desempleo del país, y acompañado por Cristina Fernández, que apenas ha participado en actos en esta campaña, Alberto Fernández, de 60 años, celebró este jueves la unidad del peronismo, y aseguró que este movimiento es «la esencia misma de lo que el pueblo quiere».

Además de la crisis económica, la otra clave que marca estos comicios es que, después de años de divisiones, el peronismo ha dejado aparcadas sus diferencias y se presenta unido.

Para la analista política Mariel Fornoni, directora de la consultora M&F, la campaña que han hecho ambos candidatos es la que podían hacer teniendo en cuenta el resultado de las primarias de agosto.

Así, «Macri hizo una campaña para el milagro» y Fernández ha tratado de no hacer nada que pueda perjudicar su ventaja y de no arriesgar, explicó a Efe Fornoni.

En el marco de esta estrategia se da el hecho de que Cristina Fernández, quien afronta varias causas judiciales por presunta corrupción durante su Gobierno, haya estado casi ausente en la campaña, ya que su figura despierta amor y odio por igual entre el electorado.

INQUIETUD EN LOS MERCADOS

En la cuenta atrás a las elecciones, la incertidumbre en los mercados, que dan por descontada una victoria de Alberto Fernández, se ha profundizado por el rumbo que tomará la economía a partir de la próxima semana.

En los últimos días, el dólar ha vuelto a subir y el ritmo de descenso de las reservas ha crecido con inversores que optan por la divisa estadounidense ante eventuales nuevos sobresaltos financieros y por temor a que los controles cambiarios decretados en septiembre por Macri se profundicen después de los comicios.

Para Jorge Arias, de la consultora Polilat, hay incertidumbre porque los «mercados no se rinden a sus propios mandatos de qué es lo más cómodo para el capital».

En declaraciones a Efe, Arias señaló que los mercados votaron por Macri antes de las elecciones primarias y ahora han decidido acelerar la incertidumbre, lo que ha provocado estos días la fuga de dólares y las filas de clientes en los bancos.

Gane quien gane en los comicios del domingo, cuyo escrutinio provisional prometió hoy el gobierno que será «ágil y transparente», tendrá que afrontar un desolador panorama económico y el reto mas urgente será renegociar la deuda que asfixia Argentina.

A finales de septiembre, la deuda de Argentina ascendía a 315.000 millones de dólares (equivalente al 68 % del PIB), de los cuales 126.000 millones están en manos de acreedores privados y 75.000 millones corresponden a deudas con organismos internacionales.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), que ya desembolsó a Argentina unos 45.000 millones de dólares del total de 56.300 millones de dólares que se acordaron, dejó para después de las elecciones el próximo desembolso de 5.400 millones de dólares, inicialmente previsto para septiembre, hasta conocer los planes económicos de quien resulte ganador.