Damnificados hondureños de La Democracia hundida en lodo claman por ayuda

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Fotografía con data del 30 de noviembre de 2020 del campesino Marvin Contreras junto a Chico, su perico que rescato de la crecida del rio Ulúa causado por las tormentas tropicales Eta y Iota en la comunidad de Omonita en el norte de Honduras. Habitantes de La Democracia, un barrio a orillas del caudaloso río Ulúa, en el norte de Honduras, que ha quedado con sus casas inundadas de lodo y basura a causa de las tormentas tropicales Eta y Iota, claman por ayuda para regresar a sus hogares, de los que la mayoría quedaron inhabitables. EFE/Germán Reyes

Omonita – Habitantes de La Democracia, un barrio a orillas del caudaloso río Ulúa, en el norte de Honduras, que ha quedado con sus casas inundadas de lodo y basura a causa de las tormentas tropicales Eta e Iota, claman por ayuda para regresar a sus hogares, de los que la mayoría quedaron inhabitables.

«A mí me gustaría que el presidente (Juan Orlando Hernández) hablara con el presidente de los Estados Unidos (Donald Trump) para que nos diera una oportunidad», dijo a Efe Marvin Contreras, un campesino que vive en La Democracia, a pocos metros del puente del mismo nombre, sobre el río Ulúa.

UNA VISA PARA TRABAJAR EN EE.UU.

Ese pedido de ayuda a Estados Unidos sería «una visa por seis meses o un año para poder recuperar lo que nosotros hemos perdido», subrayó Contreras parado en lo alto de un borde de tierra, que no fue suficiente para evitar las severas inundaciones causadas por el Ulúa, derivadas de torrenciales lluvias que han azotado a Honduras desde la primera semana de noviembre.

Contreras considera que con el trabajo que pueda conseguir en Estados Unidos, si obtuviera una visa, ganaría lo suficiente «para levantar la casa», de la que se hizo hace unos doce años y que ahora está inundada y no puede entrar porque el banco de lodo en su interior le llega a la rodilla, lo que pudo constatar Efe.

El campesino entró por una ventana de su casa, ante la imposibilidad de hacerlo por la puerta principal por el banco de lodo, para mostrar una hamaca colgada que ha podido rescatar y quiere limpiar para que le sirva para dormir.

Contreras dijo que el presidente hondureño no les ha escuchado, porque «nadie del Gobierno ha llegado» a ayudarle a los habitantes de La Democracia, que en su mayoría han perdido todo.

En el caso de Contreras y otros familiares que viven en La Democracia, pudieron sacar algunos muebles de sala y electrodomésticos, como un ventilador de pie, que están amontonados en el borde que está al frente del barrio, a pocos metros del puente La Democracia, donde están durmiendo.

Una de las dos estructuras del puente La Democracia está fuera de servicio, porque un largo tramo de la autopista de cemento, que lleva hacia las ciudades de La Lima y San Pedro Sula, está poblado por centenares de damnificados del sector, que han levantado techos improvisados con palos y plásticos.

Algunos de los damnificados siguen sacando las pocas pertenencias materiales que han podido rescatar entre el lodo que hay en el interior de sus casas, las que no han podido comenzar a limpiar porque las lluvias, a pesar de una menor intensidad, siguen afectando la zona norte de Honduras, que ha sido de las más castigadas por las torrenciales precipitaciones que dejaron Eta e Iota.

«CHICO» CASI DEVORADO POR UN GATO» Y «PACO» NO MORIRÁ EN NAVIDAD

Sumido en la tristeza por lo que perdió «en cinco minutos» por las inundaciones, Contreras, acompañado de sus dos hijos, recordó que lo único que pudo rescatar el día de la descomunal crecida del río Ulúa, fue a «Chico», un loro que es la mascota de la casa, y un pequeño cerdo que ahora tiene amarrado.

«A Chico lo rescaté cuando se lo iba a comer un gato que se lo llevó», relató Contreras, quien dice que en ese momento estaba desayunando en su casa antes de las 05:00 horas locales (11:00 GMT).

El peligro pareciera perseguir a Chico, que hace unos dos años fue hallado por Contreras, tirado en medio de la finca bananera de Omonita, que se localiza a pocos metros de La Democracia, al parecer acosado por otro gato, según el relato de Contreras, mostrando en su mano derecha a su mascota mientras hablaba con Efe.

La otra mascota de Contreras y su familia, es un pequeño puerco que en otro tiempo lo estarían alistando para los tamales de las fiestas de Navidad. Se llama «Paco».

El cerdo también estuvo a punto de ser arrastrado por las riadas que anegaron a La Democracia, pero Contreras se lanzó tras él para rescatarlo y, aunque vive una crisis económica junto a su familia por haberse quedado sin trabajo, el animal no será sacrificado en Navidad, al menos este año.

«En esta Navidad vamos a comer tamales de fríjoles, a Paco no lo matamos», expresó sonriendo Contreras, quien asegura que los pobladores de La Democracia son pobres, pero muy trabajadores y honrados, y que con una mínima ayuda pueden recuperar sus casas.

La Democracia y la comunidad de Omonita no deberían ser espacios habitables porque a su derecha tienen al río Ulúa, mientras que a unos 13 kilómetros pasa el Chamelecón, también caudaloso, que inundaron todo el extenso y fértil valle de Sula, en el norte del país centroamericano, con las lluvias de Eta e Iota.

MADRE QUE ESPERA QUINTO HIJO TAMBIÉN CLAMA POR AYUDA

El puente La Democracia, inaugurado en 1963, además de ser uno de los más importantes del país, ha sido testigo mudo de tardes y noches de pescadores tirando sus anzuelos desde las orillas de su estructura.

El paso ahora lo constituyen dos puentes paralelos, el segundo de reciente construcción, debido a la autopista de cuatro carriles que comunica a la ciudad de El Progreso con las vecinas de La Lima y San Pedro Sula.

Sentada en un bordillo del puente de color amarillo, Roxana Hernández, mostrando un avanzado embarazo, dijo a Efe que es damnificada del sector del barrio Bendeck, en El Progreso, y que una impresionante crecida del río Pénjamo se les llevó «todo, todo».

De lo que era su casa de tablas «sólo quedó el solar», indicó Roxana, una ama de casa de 27 años que, acompañada de su esposo, Óscar Córdova, vino al puente La Democracia a tomar un poco de sol, aprovechando una corta tregua de las lluvias en el norte del país.

Roxana, que ya tenía cuatro hijos cuando inició su vida con Óscar, dijo que están instalados en un albergue que funciona en la Escuela José Trinidad Cabañas, de El Progreso.

La mujer lamentó que su marido, de oficio albañil, haya quedado sin trabajo, porque la construcción en la que estaba por comenzar, se perdió por las inundaciones, que desde el 4 de noviembre comenzaron a afectar las partes bajas de El Progreso.

Roxana le pidió al Gobierno que le regale unas láminas de zinc y un poco de dinero para hacer «aunque sea una medio ranchita» (pequeña casa), en algún sitio seguro que pueda ser invadido, porque no tienen para comprar un terreno.

Entre el dolor por haber perdido lo poco que tenía, que para ella como pobre significa mucho, Roxana espera ansiosa y alegre, entre su desgracia, para el 22 de diciembre, a su hija que llevara por nombre Mía Nahomi. EFE