Andrés Parra, el «patrón del mal» se convierte en el gran corrupto de la FIFA

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A sus 42 años, Parra está viviendo una gran etapa personal y profesional.

Miami- El actor colombiano Andrés Parra se convirtió en un nombre conocido cuando la serie «Escobar, el patrón del mal» se convirtió en un fenómeno internacional y, para muchos, en la versión oficial de lo que fue la vida de Pablo Escobar, el capo del Cartel de Medellín. Luego sorprendió cuando en «El Comandante» se metió en la piel de Hugo Chávez, tal como lo hace ahora en «El presidente», que aborda el llamado «FIFAgate».

«Interpretar personajes basados en personas reales es lo que más me gusta. Personas complejas, que pueda construir y pueda explorar sus experiencias en situaciones excepcionales», dijo Parra a la Agencia EFE a través de una videollamada desde su casa en Bogotá, donde lleva semanas recluido acompañado de su familia.

Por eso, el papel de Sergio Jadue, el rol protagonista de «El presidente», le pareció «fascinante». Eso y la situación que cuenta esta serie que se estrenó este viernes a nivel mundial en Amazon Prime Video.

«Su historia como un ejecutivo mediocre en un club de fútbol de segunda división en Chile a ser vicepresidente de la Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol) y la corrupción que rodeó su tiempo allí es increíble», indicó.

Afirma, sin embargo, que nada de eso fue lo que primero despertó su atención. Fue que se tratara de una serie original de Amazon Prime Video y que estuviese a cargo del argentino Armando Bó, quien en 2014 ganó el Óscar junto al cineasta Alejandro González Iñárritu por el guión del largometraje de «Birdman».

«Tiene una inteligencia excepcional», dijo el actor sobre Bó, guionista principal y director de «El presidente».

El actor colombiano también puso de relieve el trabajo de sus compañeros en la serie, comenzando por sus coprotagonistas, las actrices mexicanas Paulina Gaitán, quien hace de la esposa de Jadue, y Karla Souza, quien interpreta a la agente del FBI, quien destapa en 2015 una conspiración de sobornos por unos 150 millones de dólares.

«Fue una experiencia muy satisfactoria desde el primer momento en el que supe que tenía el personaje. Desde estudiarme el caso, trabajar con el coach de acento para lograr el acento chileno, hasta las grabaciones», aseguró Parra, quien pasó varios meses en Chile, Argentina y otros lugares durante la grabación de «El presidente».

LA DESILUSIÓN POR CULPA DE FRANCISCO FRANCO

A sus 42 años, Parra está viviendo una gran etapa personal y profesional. Tiene dos hijos, el mayor, Sebastián, producto de una relación anterior y quien es ya un adolescente; y Samuel, de 1 año, fruto de la unión con su actual esposa, Diana Cáliz, con quien están buscando otro bebé.

Confesó que está «obsesionado con ser un papá involucrado y comprometido con la vida sana, lo orgánico, lo educativo».

Su otra pasión es el ciclismo, un deporte que le ayudó a bajar más de 40 kilos y a controlar su «adicción por la comida», si bien se permite sus gustos gastronómicos, que incluyen un estudio de la cultura chilena de los sandwiches. «Tienen los mejores del mundo. Se los toman muy en serio y son deliciosos», dijo.

Aunque él estima que aun le falta trayectoria, y se tapa la cara con modestia ante los cumplidos, Parra ha cumplido su sueño de ser uno de los grandes actores latinoamericanos. Sin embargo, aun tiene sus desilusiones.

«Me quedé con las ganas de hacer del dictador español Francisco Franco. No me gané el papel», reconoció con pesar.

TERROR A LA FICCiÓN

Actualmente no tiene un próximo proyecto en la mira, aunque su sueño es seguir haciendo personajes históricos. «Hacer un papel que sea cien por ciento ficción me da un pánico horrible. Los odio. No sé donde comenzar, como agarrarlos, me cuestan muchísimo», reconoció.

«Cuando es alguien de la vida real ya tengo un sistema. Busco los libros, averiguo todo, hasta su signo zodiacal. Pero cuando se trata de alguien creado puedo pasar hora tras hora en Facebook sin conseguir nada», explicó.

Lo que no le da terror es el desempeño de «El presidente», pues «es un producto excelente, que no solo refleja lo ridículo de lo que pasó, sino que se hizo con una perspectiva muy nuestra, burlándonos un poco y a la vez celebrando lo latinoamericano». EFE